“Los hombres de verdad no lloran”. Ese era el título de la película que no hace mucho se grabó en Jaca, y que utilizó como escenario de cine a nuestra antigua Pista de Hielo que, cual canto del cisne antes de morir, nos hizo disfrutar por última vez del esplendor de un edificio que tanto ha dado a Jaca. Pero eso es lo que nos dan ganas a los que nos han tildado de “nostálgicos”, de llorar al ver ahora ese hueco vacío donde se encontraba hasta hace unos días ese edificio que formaba ya parte del paisaje jacetano.
Aquel edificio que simulaba la Cordillera Pirenaica se abría por primera vez un 25 de marzo de 1972 gracias al empeño de un